jueves, 21 de agosto de 2014




OJO CON EL CORAZÓN

No, no es nada malo, todo lo contrario, a mi modo de ver muy bueno. Pues bien, los científicos e investigadores vienen descubriendo con mucha objetividad que el corazón tiene su propio cerebro y aquí llamo a la reflexión: porque cualquiera  de ustedes han tenido experiencias hermosas con aquellas personas con las que se pueden  comunicar a través del corazón, con aquellas personas que hacen  parte de nuestro mundo real, soñador y fantástico.

Por eso quizás no vuelva hablar de telepatía sino de comunicación a través del corazón. Ese órgano fuerte en ocasiones, débil en otras pero que cuando quiere o ama se comunica de una manera casi qué extraña y espectacular.

Se dice popularmente que el corazón manda al pensamiento, que este, el pensamiento, siempre pierde la pelea con el corazón y eso es verdad; el pensamiento tiene límites el corazón no.  El pensamiento se puede dominar, al corazón no. El pensamiento es razonable, el corazón a veces no. El pensamiento dice no más, el corazón desobedece al pensamiento, entonces es cuando más vamos a pensar en esas personas en esas situaciones en esos sueños o en ese mundo que se construyó.

Pero también, cuando el corazón dice no más es no más, por más que el pensamiento quiera traer recuerdos pretéritos, el corazón las rechaza y olvida.

 Esas manifestaciones se dan en todo sentido, en la medida en que uno esté más compenetrado con esa persona, más percibe sus pensamientos malos o buenos mucho antes que nos lo diga, ya sea para reír, alegrarse o parar sufrir.

El celebro puede morir y la persona seguir con vida, pero cuando el corazón deja de latir que puede ser una manera de manifestar lo que siente y piensa, no hay alternativa, solo hay una despedida y es para siempre, así mismo cuando deja amar. Piénselo, volveremos más tarde con este tema tan fascinante.

Un anécdota: Tengo una relaciones familiares estupenda, pues bien la esposa de mi primo hermano, una mujer extraordinaria, que sigo queriendo con todo el corazón, siempre presentía cuando yo iba a llegar a  Ciudad donde vivía,  después de una larga ausencia, pues bien me guardaba la alimentación para cuando yo llegara sin antes decir que ese día yo iba a estar presente. No acababa de decirlo cuando yo estaba tocando el timbre, esto era tan real que mi pariente e hijas, lo confirmaban. No les parece una situación maravillosa.


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